Píndaro: glorias de poesía y héroes olímpicos

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  • Publicación de la entrada:20 de julio de 2021

En sus odas olímpicas, Píndaro cantó las glorias de los vencedores en los torneos y obtuvo así la corona de la victoria en los certámenes de poesía.

Los certámenes literarios son tan antiguos como los juegos instituidos por Heracles en honor a su padre Zeus, que se celebraban al término de cada olimpíada (cada ciclo de cuatro años), y este poeta, de una época previa al esplendor de Atenas, conjugó con su poesía las hazañas de los vencedores en las justas olímpicas y la inmortalidad que reviste sólo a los más grandes poetas.

Busto de Píndaro

Nacido en Cinocéfalas, una aldea beocia, en las cercanías de Tebas, en el año 518 a.C., aprendió las artes musicales (leáse poesía) con Laso de Herminia y las poetisas Mirtis y Corina, también de Beocia y varias veces vencedoras en los certámenes literarios.

Varios tiranos lo incluyeron en sus respectivas cortes, entre los que se cuentan Hierón de Siracusa, Terón de Agrigento, y Alejandro de Macedonia (tatarabuelo de A. Magno), a quienes dedicó muchas de sus obras.

El poeta y clasicista mexicano Rubén Bonifaz Nuño, que estudió y tradujo la obra de Píndaro, dice: “De innumerable variedad, sus temas abarcan el mito, la filosofía, la moral. Su espíritu profundamente religioso, respeta y venera las tradiciones, las costumbres, la fe de los antiguos. Siempre noble y profundo, colma su poesía de anhelos de gloria y de virtud”.

Cantos de victoria deportiva

Aunque es seguro que produjo mucho más, nos han llegado casi solamente sus composiciones conocidas como epinicios —odas o himnos sobre victorias deportivas (epi+niké)—. Según la ciudad donde se celebraban los juegos de los que hablaba, las odas de Píndaro son Olímpicas, Nemeas, Píticas (Delfos) o Ístmicas (Corinto).

Estos epinicios, aunque con cierta elasticidad, tienen tres constantes en su estructura:

  • se nombra al vencedor, enunciando su familia y su patria
  • se recrea algún mito para comparar al atleta con los héroes o los dioses
  • una sentencia aleccionadora, para realzar al atleta como ejemplo de virtud

Basta fijarse en los cronistas deportivos más populares y en los resúmenes deportivos, impresos o hablados para darse cuenta de que, mutatis mutandis, el esquema propuesto por Píndaro en sus epinicios ha sobrevivido más de 2,500 años.

Las Olímpicas

Ya que las estaremos recordando en los próximos días, conviene recordar de qué tratan las 14 odas olímpicas. La primera es conocida por su inicio casi presocrático: “lo más excelso, el agua”, y alaba a Hierón, el tirano de Siracusa, vencedor en el torneo de cuadrigas; aquí se narra el mito de Pélope, que venció al rey Enómao en una carrera igual, para desposar a la princesa Hipodamía.

Las siguientes cinco Olímpicas también hablan de aurigas: Terón de Agrigento, Psaumis de Camarina y Agesias de Siracusa, que daban a Sicilia su fama deportiva en esa especialidad.

En la Olímpica III, Píndaro relata la fundación de los Juegos por Heracles (Hércules). Nos cuenta que el héroe construyó el estadio en honor a su padre Zeus, y sufrió tanto por el calor que fue a la región de los hiperbóreos para traer olivos, los cuales, según la leyenda, no existían en la región, y los plantó para que dieran sombra y con sus hojas se tejieran las coronas de los vencedores.

La XII no narra mitos ni una hazaña deportiva en específico, pero contiene versos sobre la fugacidad de la vida., que ya desde aquella tan temprana edad de las letras occidentales, asientan el tema para todo gran poeta que se precie de serlo.

Las Olímpicas restantes, hasta la XIV, encomian a boxeadores (púgiles) y atletas. Diágoras de Rodas (VII) fue todo un Mohammed Alí. La VIII es sobre Melesias, entrenador de un luchador niño. En la X, se dan más detalles de cómo Heracles edificó el recinto de los juegos en Olimpia.

Lectura para acompañar los JJOO Tokio 2020

Después de un año de aplazamiento, y aún con muchas restricciones y vientos en contra, la cita olímpica que el mundo espera está por llegar. El mundo entero se merece que cantemos con Píndaro todas sus odas para celebrar que la humanidad vence sobre la enfermedad, el dolor de la pérdida, el miedo y la desesperanza, pero sobre todo, sobre sí misma.

Por eso, en Futbol y Libros hemos preparado algo muy especial para cantar la gloria de los Juegos Olímpicos. Síguenos en nuestras redes sociales para descubrirlo.

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