Hoy, 11 de septiembre de 2020, es el cumpleaños número 75 de Franz Beckenbauer, uno de los máximos genios del futbol, estrella del Bayern de Múnich y de la selección alemana, con la que se coronó campeón como jugador en el mundial de 1974, organizado en su país, la entonces República Federal de Alemania, y luego, en su etapa de seleccionador, tras perder la final de la copa del mundo México 1986, se coronó en Italia 1990.
De aquella etapa de jugador resalta el llamado Partido del Siglo, en México 1970, cuando un Beckenbauer de sólo 24 años se dislocó el hombro derecho al chocar con el italiano Giacinto Facchetti. y, por ya no haber cambios disponibles para la selección alemana, Franz decidió quedarse a jugar en la cancha en lugar de salir a ser atendido. El partido se alargó y la RFA cayó en penales.
Un admirador notable
El filósofo alemán Martin Heidegger (1889-1976), considerado el pensador más importante del siglo XX llegó a emitir un comentario sobre el Káiser, emblemático apodo de Beckenbauer.
En su libro Encuentros y diálogos con Martin Heidegger, 1929-1976, Heinrich Wiegand Petzet, biógrafo oficial del filósofo, narra la anécdota confesando que, al no ser un seguidor del futbol, quizás por eso el filósofo no le platicó con más detalle otras experiencias relativas al deporte:
«El director del teatro de Friburgo, Hans-Reinhard Müller, me contó que un día se fue a presentar ante Heidegger en el tren de Karlsruhe a Friburgo, pues Heidegger volvía de una reunión con la Academia de Ciencias de Heidelberg. Ilusionado con tener una conversación interesante sobre literatura y arte dramático, Müller intentó encaminar la atención de Heidegger contándole sobre lo que hacía en Friburgo.
»Pero no le salió. Müller ignoraba que a Heidegger el teatro no le gustaba para nada. Heidegger le preguntó a Müller si alguna vez había estado involucrado en la televisión. Le explicó su pregunta diciendo que en lo que concernía a ese equipo moderno y cuestionable, a él le interesaba solamente por las transmisiones de los juegos de futbol, en especial los de torneos internacionales.
»Si bien alabó a los futbolistas ingleses, expresó su máxima admiración por Franz Beckenbauer, y con entusiasmo detalló su estilo, poniendo de relieve lo mucho que lo fascinaban sus tácticas y el modo en que manejaba el balón. Entonces, intentó mostrarle a un Müller perplejo las sutilezas de tal forma de jugar, diciendo cómo también admiraba la habilidad de Beckenbauer para evadir los choques con sus rivales. Así Heidegger terminó hablando de lo invencible que era ese brillante futbolista.»
Más recientemente los escándalos han dormido a las puertas de la casa de Beckenbauer. La gloria no siempre vive en el mismo sitio y la fama es una compañera muy voluble. Pero nadie puede negar el legado futbolístico y deportivo de este gran ídolo, de modo que nos unimos a este homenaje y le deseamos larga vida al Káiser Franz Beckenbauer.