Cantinflas, el escritor

  • Publicación de la entrada:20 de abril de 2020
  • Tiempo de lectura:7 minutos de lectura

Desafiando la corrección política y el status quo de su momento, lo que no era extraño en él, Cantinflas no sólo parodió el tenso escenario de la Guerra Fría y la difícil posición en la que se encontraban los países en vías de desarrollo; se aseguró de que el tratamiento del tema quedara inmortalizado en la forma de un libro.

R. de la Lanza

Mario Moreno «Cantinflas» es el comediante más célebre que ha dado nuestro país. Su mote de «Mimo de México» fue ganado a pulso. Sus películas, en especial las de la época del blanco y negro son memorables y la calidad de su trabajo lo llevó a Hollywood, donde ganó un Globo de Oro por mejor actuación. Su valor como actor y creador de historias para la pantalla grande está fuera de duda.

Pero, ¿sabías que Cantinflas también escribía algo más que guiones?

Así es. Mucha gente cercana a él reconocía su talento y le insistió en que debía incursionar en la narrativa literaria. Y un buen día se decidió a empezar publicando la versión novelada de su película de 1967 Su Excelencia.

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Una historia de la Guerra Fría

Quienes han visto la película, saben que es una parodia de la Guerra Fría, en la que los países de dulce, como los tamales (o sea, las naciones subdesarrolladas), pueden inclinar la balanza del mundo a favor de los países verdes (capitalistas) o de los colorados (comunistas), y que la situación está tan pareja que bastará con el voto del embajador de la República de los Cocos (o sea México) para dar el triunfo a uno de los dos bandos.

También sabrán que Lopitos, el protagonista, es un empleado de quinta categoría en la embajada de Los Cocos en Pepeslavia (parodia de la URSS o de cualquier nación adscrita al bloque soviético) y que, en un giro inesperado del destino, se convierte en el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de su país en Pepeslavia.

Lo que no se dice en el filme es que el nombre de Lopitos es Píndaro López, y que su asignación en Troleburgo (capital de Pepeslavia) es una especie de castigo para retirarlo con la menor pensión posible.

Su llegada en tren en los duros tiempos del nivoso invierno, los nombres y las historias de algunos personajes, como Don Tirso de la Pompa y Pompa (los nombres en Su Excelencia son un despliegue de creatividad y elocuencia por sí solos), consejero de la embajada, y la historia del presidente de la República Popular de Pepeslavia son pasajes notables que no vemos en la película.

Un pasaje de particular interés, que refleja la elevada sensibilidad política e histórica de Cantinflas es la historia del retraído y nervioso presidente de la república de Pepeslavia que, a la usanza de los países del bloque rojo, no es el mismo Primer Ministro —encarnado en Su Excelencia por el camarada Osky Poposky (José Gálvez en la película)— , y la cual historia no aparece en la película:

El presidente de Pepeslavia, además de sordo, era muy despistado, motivo por el cual el Ministro de Relaciones tenía que ensayar con él hasta siete y ocho veces el ceremonial de la presentación de credenciales. Igor Gorgorovich había sido en sus mocedades y en su edad madura un teórico del marxismo, y como tal, había sufrido innumerables cárceles y destierros en época de la monarquía, a pesar de que por temperamento era el más inofensivo de los mortales. Autor de numerosos libros, de mil y pico de páginas cada uno, sobre enrevesados temas político-económico-sociales, Gorgorovich se convirtió en un símbolo, en una leyenda con anteojos de cadenita, en un mártir de la causa del proletariado, y al término de la Segunda Guerra Mundial fue sacado en hombros del campo de concentración donde lo habían recluido los alemanes, y nombrado Presidente de la República al iniciarse el régimen popular socialista en Pepeslavia. Por cierto que el buen señor —siempre en las nubes— creía que lo llevaban a fusilar, y durante la ceremonia de toma de posesión se abrió la camisa y les gritaba a los soldados que le disparasen al corazón, sobre el lado izquierdo del pecho, ya que en el derecho tenía su fibroma que se irritaba muy fácilmente y después no lo dejaba dormir.

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El embajador López y la sobrina del Ministro Vasili Vasilov, Tania (interpretada en la película por Maura Monti.

También hay chistes que claramente no pasaron la censura entre la mente y el rodaje o el corte final, pero que sí van a dar al libro, como cuando el embajador López recibe a su homólogo de Dolaronia (EUA) en una visita informal:

—No es conveniente que se enteren de todo lo que uno habla. A los cinco minutos van con el chisme al Servicio Secreto o al Primer Ministro.

—Caray. Cualquiera diría que tienen un FBI…

El de Dolaronia ignoró la puya y se aproximó más a Lopitos.

La novela debut de Cantinflas fue publicada en 1969 por la casa editorial Finisterre. No sabemos de alguna reimpresión, pero en librerías de viejo y en los estantes de tus tíos o abuelos podrías hallarla. Si la encuentras, aprovecha la oportunidad para leerla.

Además, Cantinflas era un gran aficionado al fútbol, y llegó a ser presidente del Club América.

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