El futbol asociación nació en las islas británicas. De ahí su carácter protocolario, ceremonioso y muchas de las reglas que reflejan la intención de lucimiento y valoración moral ante la sociedad. Pero en los últimos años, el soccer ha ido adquiriendo carta de ciudadanía estadounidense, cuya sociedad tiene actitudes más bien pragmáticas y asertivas. ¿Cómo sería un futbol con las adecuaciones que propone esta árbitra de la liga de EUA?
Evan D. James
He sido jugadora, aficionada y árbitra toda la vida. Queda claro que amo el fútbol. Pero no creo que sea un deporte perfecto. De manera que si la FIFA sigue haciendo modificaciones casi al azar o al gusto, creo que yo también puedo proponer algunos cambios en el reglamento (algunos de ellos en reglamentos de torneos) que podrían hacer que nuestro amado deporte sea aún más bello.
1. No más suspensiones por tarjetas amarillas
En la Copa Mundial de Corea-Japón 2002, Michael Ballack no pudo jugar la final contra Brasil porque en la semifinal contra Corea había recibido la segunda tarjeta amarilla durante esa fase del torneo.
Lo mismo pasó en la Copa Mundial Femenina de 2015, cuando Megan Rapinoe y Lauren Holiday tuvieron que quedarse fuera de los cuartos de final. Cada una había recibido dos tarjetas amarillas en los primeros cuatro juegos del torneo. Sólo dos. En cuatro juegos.
El criterio de un árbitro para amonestar es muy inestable, además de subjetivo. Es algo de apreciación, por lo tanto no hay razón para que sus efectos se prolonguen. Existiendo este castigo, el jugador nunca da todo, porque se está cuidando.
2. Hacer cumplir la regla de los seis segundos
Esta es para los árbitros, porque la regla existe. Pero es típico que un portero recoja la pelota, la rebote unas cuantas veces, camine un poco, tome su almuerzo y al final ponga la bola en juego. En 2012, Abby Wambach contó los segundos que el portero de Canadá sostuvo el balón en la semifinal olímpica. Esta pérdida de tiempo es una gran pérdida para el juego, así que hagamos cumplir el temporizador de seis segundos del portero. Esto acelerará el juego y producirá más juego. Lo mismo vale para los jugadores que retrasen la reanudación del juego: si lo amonestaste decididamente, y lo vuelve a hacer, simplemente vuelve a amonestarlo y expúlsalo. Aún no he visto al valiente árbitro que lo haga.
3. Permitir más sustituciones
Este tiene que ver con la seguridad física del jugador. La ciencia del deporte ha avanzado mucho en los últimos años y, si bien los nuevos protocolos de conmoción cerebral son buenos pasos, no llegan lo suficientemente lejos. Permitir más cambios no solo mantendría a los jugadores en condiciones de mayor salud, sino que haría que el juego tuviera ímpetu y energía hasta el final.
4. No marcar las manos involuntarias
El futbol es un deporte en el que conseguir puntos es difícil. No como el basketball, en el que es relativamente fácil y todo es una carrera contra el tiempo y se van acumulando muchos puntos. Acá no es así: un gol es todo un triunfo. Por eso las nuevas directrices para marcar uso de la mano son atroces. Ahora resulta que un delantero puede tirar hacia la cara de un defensor, y si éste saca la mano, ya consiguió un penal. Eso es opuesto al espíritu del deporte.
5. Marcar mano cuando…
Una estrategia muy común de muchos jugadores ofensivos es agarrar la pelota con las manos —intencionalmente— mientras van cayendo al suelo y así manipular al árbitro para que marque falta a su favor. Es una conducta antideportiva. En cualquier otro contexto, esa mano causaría una tarjeta amarilla. Así debería considerarse aquí.
6. Castigar cuando se fingen lesiones
No sólo hablo de castigar al que finge recibir una falta, porque eso sí está en el reglamento. Hablo de fingir estar lesionado y no poderse levantar o forzar así la pérdida de tiempo. Fingir lesiones es la parte más infame de nuestro amado futbol. El mundo del deporte se burla de los futbolistas por ello. Pero tienen razón. Va siendo hora de erradicar esa práctica ignominiosa. A los jugadores que exageran las lesiones se les debe exigir que salgan del campo, y que pasen un tiempo razonable y obligatorio antes de volver, para “recuperarse”. La amenaza de dejar a su equipo sin un elemento seguramente ayudaría a curar muchas heridas imaginarias.
7. Eliminar el manchón penal
Independientemente de lo que consideremos una ocasión manifiesta de gol, si se produce una falta dentro del área penal, el resultado es el mismo: un tiro desde el punto de penalti. Estoy convencida de que los penalties deben tirarse desde el punto en el que ocurrió la falta (parecido a las patadas de conversión en el rugby). Seguirían siendo sólo el tirador y el portero, sin que ningún otro jugador pueda entrar al área hasta que haya sido puesto el balón en movimiento, pero así el castigo sería más proporcional a la falta. Una escala móvil de distancias y ángulos hará que estas posibilidades fueran más justas y menos seguras.
¿Qué te parecen estas propuestas? ¿Tienes alguna otra?