Fernando Morgado
(corresponsal en Brasil 2014)
Mexicanos, brasileños, argentinos… Los latinos ponemos lo máximo de sentimiento en todo lo que hacemos. La relación apasionada con el fútbol refleja eso. Pero algunas cosas son distintas entre los países, especialmente con relación a la dinámica de organización (o falta de ella) del deporte.
Para muchos fuera de México, es difícil comprender que equipos rivales puedan tener un mismo dueño y ese dueño tener también las televisoras, emisoras de radio, portales de internet y otros medios que entregan las noticias y los partidos en vivo de esos equipos.
Son muchos los ejemplos de grupos de comunicación que controlan equipos, torneos o ligas enteras. Por un lado, ese fenómeno ayudó a profesionalizar el deporte, fortalecer clubes con dificultades financieras y crear una estructura mejor para el desarrollo del un mercado consumidor. Hemos de reconocer, por ejemplo, la importancia de Televisa para la construcción del Estadio Azteca y la promoción de los Mundiales de 1970 y 1986. Con esas inversiones, México garantizó un espacio noble en la historia del fútbol internacional.
Sin embargo, el crecimiento sin freno de esos grupos en la cancha sacó una parte de la magia del deporte. Como dijo Emilio Azcárraga Milmo, «el Tigre», cuando compró al América: «No sé mucho de fútbol, pero sí sé mucho de negocios. Y esto, caballeros, va a ser un negocio».
En Brasil, pocos son los llamados “clubes-empresa”, nacidos gracias a la Ley Pelé. En general, son franquicias de baja expresión. Algunos de ellos son fábricas de jugadores para ventas internacionales, como el Desportivo Brasil, de Traffic, pionero en la mercadotecnia deportiva. Otros sirven para crear espacio en los medios para divulgación de otros intereses, como el Atlético Sorocaba, que pertenece al grupo de la Iglesia de la Unificación, del Reverendo Moon.
Es decir: los equipos, en sí mismos, no son grandes negocios, pero sirven de empuje para muchos otros más allá de la cancha. Garantizan valiosos derechos de transmisión, generan ventas de productos oficiales, crían atletas para exportación y, principalmente, abren las puertas para el corazón de millones de consumidores fieles y apasionados.
Si quieres conocer los grupos de comunicación que tienen negocios en el fútbol, visita mi página personal (en portugués).