Cuando la pequeña Laurence cumplió diez años, su padre, el ideólogo revolucionario Regis Debray, le dijo que ya era momento de decidir de qué lado iba a estar por toda la vida.
No se refería a elegir un equipo de futbol, decidiendo entre Paris-St. Germain y Olympique de Marseille, o entre las nacionalidades de alguno de sus padres (su madre es venezolana). Mucho menos se trataba de elegir su religión… aunque se parecía mucho más a esto último.
Lo que debía elegir la pequeña Laurence Debray (n. 1976) era su militancia ideológico-política, y para ello, pasó la mitad de sus vacaciones de verano (que duraban dos meses) en un campamento de adiestramiento marxista de carácter militar en Cuba, donde no sólo aprendió que su padre era un héroe del tamaño de Ernesto, el Ché, Guevara (del cual, además, había sido compañero y amigo), sino a manejar armamento militar. El otro mes de vacaciones lo pasó en un campamento para niños en California. Laurece debía conocer ambos lados del mundo: el capitalista corrompido, y el comunista destinado a salvar el mundo.
Unos 30 años después de esos campamentos, Laurence Debray, con una carrera en finanzas y una incursión sólida en el periodismo, y además con una biografía del rey Juan Carlos I de España publicada, se decide a abrir el mellado baúl de los recuerdos de su infancia y su primera juventud en Hija de revolucionarios, publicada por Anagrama.
Escucha nuestra entrevista que tuvimos con Laurence Debray con motivo de este lanzamiento.